Quizás sea uno de los aspectos menos cuidados en el mundo digital y pese a que resulta sencillo comprender el por qué, no deja de ser un talón de Aquiles para muchos portales. La importancia de una buena
redacción profesional es de tanta magnitud que a veces asombra comprobar cómo algunos lugares con bastante tráfico dejan mucho que desear en la confección de sus textos.
No se debe subestimar el poder de un buen escrito.
La accesibilidad casi universal de los procesadores de texto hace que
muchas personas se decidan a redactar ellos mismos ciertos contenidos que, si bien pueden llevar al aprobado, quedan lejos del sobresaliente al que puede conducirlos un
redactor profesional. Algo que jamás ocurriría con programas de diseño gráfico o de montaje audiovisual, por ejemplo.
Renunciando a una personalidad propia
Sin embargo, la diferencia entre lo que transmite la redacción profesional y los textos cumplidores del amateur es similar a la que puede existir entre contratar para una tienda a un dependiente atento, amable, educado y responsable o a uno seco, maleducado, al que le cuesta levantar la vista del portátil cuando entra algún cliente y que está más preocupado de que llegue su hora para irse que de hacer bien su trabajo.
Es imagen de marca.
La calidad de la redacción de una página, si bien no salta a la vista como el material gráfico, ni es tan determinante como la velocidad de descarga,
es la que crea la personalidad de una página. Sorprendentemente, en muchos sitios parecen renunciar de manera consciente a ese toque de distinción y ese plus de empatía que puede aportar un sentido, una continuidad y un estilo reconocible en todos los textos.
Adecuado no es académico
Cabe especificar que cuando hablamos de
calidad o de textos
cuidados no nos referimos a la corrección académica de los mismos, ni mucho menos.
La Red es un mundo aparte en el que lo adecuado es muy relativo. Por eso es tan importante contar con redactores que conozcan su trabajo, que sepan transmitir exactamente
lo que se desea y como se desea.
La diferencia entre referirte a algo desafortunado como
lamentable o como
denigrante, emplear términos en inglés cada vez más universalizados o mantener las formas con el castellano, aportar numerosos links sin saturar el texto, componer frases estéticas pero sin abrumar al lector con un excesivo ornamento literario, despertar simpatía sin perder seriedad, explicar con claridad sin subestimar la inteligencia del lector… Y todo esto, sin mencionar a la madre del cordero, alias SEO.
Como puede comprobarse, las variables que ha de controlar un buen redactor son muchísimas, y es un trabajo complicado que aún no parece estar del todo valorado.
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"Nada me detendrá, soy un redactor profesional"[/caption]
Rápido y sencillo
No hay excusas. No importa cuál sea el servicio que se ofrece o qué tipo de público objetivo tiene la web,
la calidad de los escritos que se emplean para tomar contacto con los visitantes
debe ser la mejor posible. Pensar que no hay que preocuparse, por ejemplo, por el texto que introduce un vídeo porque “esto no se lo lee nadie”, es un error tan grande como no prestar atención al envoltorio de un comestible porque el destino de este sea ser arrojado a la basura.
Además, cada vez es más rápido y sencillo contar con una
redacción profesional a través de medios totalmente fiables como es el propio
Nubelo, una plataforma que pone en contacto a redactores capaces con emprendedores que saben exactamente lo que quieren, y que lo quieren de la mejor calidad.